¿Qué es Carne Clasista?

Carne Clasista es una agrupación de minorías sexuales (gays, lesbianas, travestís, bisexuales, etc) que lucha contra la opresión sexual y de género y la opresión social, de clase. Situada desde una corriente del marxismo revolucionario, la lucha de Carne Clasista no se plantea alrededor de la “política de identidad” (limitada sólo a las reivindicaciones puntuales de las minorías sexuales), sino que concibe el fin de toda opresión sexual como inseparable del fin de la explotación de clase y liberación de la humanidad.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Balance 26° Encuentro Nac. de Mujeres


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Socialismo o Barbarie, periódico nº 211


en el país


movimiento obrero


ya basta!


las rojas


por el mundo




26º Encuentro Nacional de Mujeres

La necesidad de luchar por la legalización del aborto recorrió un Encuentro boicoteado por su propia dirección

Por Patricia López

El ENM comenzó hace 26 años como una reunión de feministas académicas, funcionarias del Estado y oenegés dedicadas a la cuestión de género, en una época de avance aplastante del neoliberalismo y derrota del movimiento obrero y popular. Con la nueva época de rebeliones populares abierta en el nuevo siglo, miles de activistas del movimiento social y barrial, estudiantes y trabajadoras de la lucha contra la debacle neoliberal “invadieron” el ENM, que en la última década fue escenario de una pelea por definir su sentido: las mujeres del Argentinazo por un lado, con su necesidad de organizarse para pelear contra el Estado por sus derechos, intentando aprovechar esa instancia de reunión de miles de mujeres para elaborar programas y planes de lucha (en esta pelea construimos Las Rojas). Por otro lado, las fundadoras y organizadoras del Encuentro (PCR, CTA y feministas institucionales), tratando de conservarlo como una instancia de mero debate, no resolutiva, contraria a la lucha en común de las mujeres, y con un odio mortal a la unidad del movimiento de mujeres con cualquier otro, hasta con el de minorías sexuales, no digamos ya el movimiento obrero. Esta posiciónconservadora la impusieron a cualquier precio, incluyendo abrir el Encuentro a la iglesia, a las oligarcas ruralistas de ultraderecha, a las representantes del Estado patriarcal y a cuanto enemigo mortal de los derechos de la mujer anduviera por ahí.
A pesar de esto, en cada Encuentro de los últimos años muchas activistas se unieron en acciones que cuestionaron de hecho el carácter conservador y paralizante de este organismo; estas movidas tuvieron su pico en Tucumán, cuando todas las participantes de la escuela de aborto se nos unieron en la prolija tarea de echar a patadas a las católicas, desoyendo las órdenes de sus dirigentes, que las corrían intentando encerrarlas de nuevo en los talleres como Cruelas de Vil persiguiendo a los dálmatas. Luego, el logro del matrimonio igualitario abrió de lleno las expectativas del activismo y de buena parte de la población en lograr la legalización del aborto. Es en este momento cuando el kirchnerismo se mete en el ENM como un factor conservador más, con un discurso de apoyo total e incondicional a Cristina (o sea, tácitamente en contra de la lucha por el aborto legal) y defensa de la AUH como el gran avance en los derechos de la mujer (esto también en total coincidencia con la iglesia).
En este marco, la elección de Bariloche por parte de la Comisión Organizadora como sede de este último Encuentro no es casual, y coincide con el acuerdo entre gobierno y oposición de derecha (incluidas las organizaciones feministas que apoyan a unos y otros) de postergar para después de las elecciones el debate parlamentario de los proyectos de legalización: el año electoral tiene que transcurrir sin que se mencione la palabra aborto, fuente de conflictos no sólo con la iglesia sino también al interior de los votantes de cada partido, sobre todo de los K.

Un Encuentro vaciado

Desde el Argentinazo, el número habitual de concurrentes a los ENM ronda las veinte mil. En Bariloche, digan lo que digan Página 12 y el PCR, no había más de seis mil. Pasamos por la mayoría de los talleres e hicimos la cuenta. Muchos talleres no se abrieron por falta de gente, y otros se hicieron con quince mujeres. La escuela de Aborto, siempre superpoblada, estaba muy cómoda, y no sólo porque el PO y el PTS están de campaña electoral y trajeron delegaciones chicas. Los días anteriores, el clima en el activismo que siempre llena esos talleres era “no va a ir nadie así que no voy”, pero estos “climas” no salen de un repollo: la ilusión que padece buena parte de ellas de que Cristina va a dar la ley el año que viene, obviamente opera desmovilizando.
La iglesia, que había amenazado con hacer un ENH (sí, un encuentro de hombres) para enfrentar al ENM, cambió de política en obvio acuerdo con el PCR y el gobierno, y entró por la variante normalizadora: sus mujeres en los talleres estaban bastante pacíficas, se cuidaban de no provocar, y los hombres ni aparecieron, ni siquiera los patoteros que habitualmente van a atacar los talleres de aborto.
El activismo honrado, entre él nosotras, estaba desolado por el vaciamiento. La honorable hermandad de las fundadoras, en cambio, no cabía en sí de gozo. Sus comentarios eran de este tenor: “No importa si somos 20 mil o cinco mil, lo bueno es que podemos hacer los talleres tranquilas...” ¡Claro, después de tantos años de aguantar a las indias del Argentinazo, obsesivas con luchar y echar a la iglesia, por fin un Encuentro sin enfrentamientos, como en los buenos y viejos tiempos de la derrota desértica!
La Comisión Organizadora (PCR) estuvo más policial que nunca: en el acto de apertura, tan vaciado de contenido político como el Encuentro lo estaba de concurrentes, nos censuraron la adhesión que escribimos, justo en la parte en que llamábamos a movilizar el 1° de noviembre, día en que comienza la discusión del aborto en el Congreso nacional. Y se la pasaron recorriendo los talleres dando órdenes sobre de qué se podía hablar y de qué no y haciendo callar a las rebeldes que se empeñaban en decir lo que se les daba la gana. Estas “comunistas revolucionarias” deberían probar hacer carrera como gerentas de personal.

Nuestra pelea y la reflexión del activismo

Las Rojas fuimos a Bariloche con estos objetivos: 1) Que todas se enteren de que el 1° de noviembre se empieza a discutir la ley de aborto en el Congreso. 2) Plantear que ese día tenemos que salir a la calle, porque para nada es cierto eso de que “la ley ya está”: eso es sólo un invento K para desmovilizar. 3) El domingo al mediodía juntémonos en la plaza para conversar lo del primero.
4) En la movilización, la palabra debe ser del movimiento, no de las diputadas; recordemos que en el último acto de la Campaña Verde se les negó la palabra a las que no son diputadas.
(Comentario aparte: esto es doblemente ridículo tratándose de este Parlamento, que no alberga precisamente a heroicos combatientes, ni siquiera a demócratas convencidos. Los diputados no aparecen al lado de la gente cuando la reprimen; no protagonizan ninguna pelea salvo las de la soja; ganan fortunas, roban, no van a laburar y cuando van se la pasan durmiendo o leyendo los avisos de prostitución, actividad en la que ya pescaron a uno de esos Honorables Parásitos. No entendemos esas ansias de glorificar una institución que es repudiada por todo el pueblo en cuanto se largan las luchas y que en el mejor de los casos es una vergüenza.)
Para llevar adelante estas discusiones, algunas nos quedamos en un taller y otras fuimos a recorrer la mayor cantidad que pudiéramos. Las respuestas a nuestros planteos fueron centralmente dos, y opuestas:
Talleres con mayoría del PCR: “Está bien que les hayan censurado el llamado al 1°, porque las cuestiones políticas no se hablan en el acto”. “Si ponemos en las conclusiones del taller el llamado de ustedes, también tenemos que poner la convocatoria de la iglesia que llama ese mismo día a una marcha en contra”. “¡No, acá no van a hablar del aborto porque este taller es de otro tema; hace 26 años que esto es así y no lo van a cambiar ustedes!”.
Talleres libres de burócratas: “¡Qué bueno que avisaron, no sabía! Lo escribo en el pizarrón para que todas anoten”. “No acuerdo en nada con Las Rojas, pero tienen razón, tenemos que estar todas en el Congreso”. “Anotemos en las conclusiones un repudio a las organizadoras por censurar el llamamiento de Las Rojas en el acto de apertura”.
Parecía que había dos encuentros en vez de uno...
Al mediodía, con las compañeras que se acercaron, aprovechando los barbijos que llevamos como protección contra la ceniza, les escribimos nuestras consignas y los repartimos. Muchas más de las que estaban en la plaza vinieron a llevarse un barbijo de lucha por el aborto legal. Con todas quedamos en encontrarnos el primero de noviembre en el Congreso, y algunas compañeras del interior dijeron que tratarían de movilizar en sus ciudades ese día.

Una marcha final dividida, un botón de muestra K y una perspectiva
para el 1°/11

Como es de suponer en este panorama, la marcha oficial del Encuentro no pasaba por ningún edificio de gobierno ni por la catedral. Así que una buena columna, de veras nutrida, se abrió y nos fuimos a escrachar a los curas. Pero antes de eso, las kirchneristas dieron otra muestra de cuán consustanciadas están con el movimiento de mujeres pluralista y autoconvocado. Arremetieron contra nuestra columna tratando de meterse a los empujones y a los golpes, así porque sí. Esta gente sacará votos, pero no soporta interactuar con personas que tienen sus ideas y se dan su lugar; sólo saben expresar “somos el gobierno y si queremos te atropellamos”. Y se supone que este es el partido que nos va a dar el derecho a decidir. El hecho de que en vez de aplaudirlas las sacáramos a patadas les causó tal sorpresa, que no sólo terminaron yéndose para atrás sino que se bancaron durante media marcha nuestros cantitos contra el gobierno, sin chistar. Sugerimos aplicar el mismo método con sus funcionarios: en vez de aplaudirlos, luchemos; en vez de hacerles homenajes, que el movimiento de mujeres se dé su lugar y les llene el Congreso de gritos por el derecho al aborto.
Por nuestra parte, pondremos todo nuestro esfuerzo para que la marcha sea contundente y unificada. Y pelearemos para que las voces múltiples de las organizaciones de mujeres sean las que se oigan allí, sin dejarnos atropellar por la patota de la iglesia ni la del gobierno, y tampoco por la patota finoli de unas diputadas que dicen estar con nosotras pero pretenden robarnos la palabra.

¡Todas al Congreso el 1°/11!
¡Fuera la iglesia de los Encuentros!
¡Sigamos llenando el ENM de luchadoras y arruinémosle el té canasta a la burocracia del PCR!
¡Arranquémosle el derecho al aborto al gobierno K!

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