¿Qué es Carne Clasista?

Carne Clasista es una agrupación de minorías sexuales (gays, lesbianas, travestís, bisexuales, etc) que lucha contra la opresión sexual y de género y la opresión social, de clase. Situada desde una corriente del marxismo revolucionario, la lucha de Carne Clasista no se plantea alrededor de la “política de identidad” (limitada sólo a las reivindicaciones puntuales de las minorías sexuales), sino que concibe el fin de toda opresión sexual como inseparable del fin de la explotación de clase y liberación de la humanidad.


lunes, 26 de julio de 2010




Después de la ley de matrimonio igualitario, un debate con el “progresismo”:
¿“Batalla cultural”, conciliación y parlamentarismo...o luchar en las calles para ir por más?


Por César Rojas - Carne ClasistaContra la opresión sexual y social.


La conquista del derecho al matrimonio igualitario y la aplastante victoria sobre la Iglesia y la derecha reaccionaria no debe hacernos perder de vista los debates respecto de cómo luchar y las evidentes debilidades que la pelea por este derecho democrático tuvo. Para la Iglesia ésta fue una derrota política en toda la línea. Por un lado, porque ni una sola de las múltiples tácticas que intentaron les dio resultado: aprietes y extorsiones a senadores, petitorios, campañas de afiches, marchas donde movilizaron todo el poder de su aparato, sus influencias y el poder económico con los subsidios que les da el Estado. Por otro lado, no pudieron imponer ninguna restricción ni recortes a la ley: ni frenar el derecho a la adopción de las familias homoparentales mediante la “unión civil” que quisieron meter a último momento por la ventana, ni siquiera consiguieron la “objeción de conciencia” para los funcionarios que como en todo Estado laico tienen la obligación de casar a todos/as quienes lo deseen.

Seducción a los parlamentarios o movilización en las calles
Hay que decir que se llegó al momento del debate en Senadores con una muy apretada e incierta sensación hasta muy entrada la sesión. Esto se debió centralmente a la lógica de lobby parlamentario adoptada por la Federación LGBT que en lo político (aunque lo nieguen) responden al oficialismo. La Federación se dio la política de seducción de los parlamentarios uno a uno y jamás llamó a movilizar, sembrando desde el comienzo la confianza en el Congreso y en la no confrontación con la Iglesia (que no hizo sino movilizar y confrontar violentamente todo el tiempo con cuanto recurso tuvo a mano), como única vía para conquistar el matrimonio igualitario. Al tal punto, que por ejemplo durante la concentración frente al Congreso, los militantes de la Federación llegaron a pedir a los independientes y a la izquierda “que no cantáramos contra la Iglesia porque eso podía influir negativamente sobre el ánimo de los senadores” y llegaron a hacer de cordón de seguridad de un grupo religioso fundamentalista que se había apostado provocadoramente en las puertas del Congreso rezando por la familia “como Dios manda: varón y mujer”. De más está decir que no sólo los repudiamos, sino que los obligamos a retirarse de la Plaza con sus vírgenes y rezos en latín (!!) a otro lado.
Para nosotros esta estrategia de seducción a los parlamentarios es la que puso en riesgo de conseguir este triunfo, que es un triunfo de la lucha de las organizaciones del movimiento y la movilización popular.

La Federación y los K
Esta política de la Federación estuvo a tono con el perfil bajo del kirchnerismo que dio “libertad de conciencia” a su bloque para que votara, y no movilizó ni apareció como fuerza política en las marchas que se hicieron. A esto hay que sumarle al escándalo de que Cristina K recién se pronunciara explícitamente a favor del matrimonio igualitario sólo un día antes de la votación en Senadores estando a miles de kilómetros de distancia durante su gira diplomática en China, compelida seguramente por la masiva movilización que las reaccionarias iglesias hicieron frente al mismo Congreso. Llamar a esto “progresismo” es bastante pobre y poco jugado, tan poco jugado como los golpes desesperados de teléfono del propio Kirchner el día mismo de la votación intentando inclinar algunos votos indecisos o “no positivos” a favor de la ley. Pero lo que realmente pinta de cuerpo entero a los K, es que no hayan querido movilizar, “ni hacer olas” por ningún motivo, no vaya a ser cosa que el pueblo se “avive” y descubra que a través de la lucha en las calles se puedan conseguir cosas... y después se le ocurra venir por el derecho al aborto, por el salario, o el 82% móvil, o vaya a saber qué otra cosa más. Como todo gobierno burgués patronal el miedo a las masas movilizadas, y a que las masas puedan venírsele en su contra, es constitutivo. Ante esto es mejor tenerlas encuadradas por el miedo, las burocracias sindicales o por la creencia de que con el parlamento burgués se resuelven todos los problemas de la sociedad.
En ese sentido este gobierno ha sido campeón en adelantarse de algún modo tomando banderas históricas de los movimientos sociales o los organismos de derechos humanos, presentándose como abanderado de esas luchas para quedarse luego con sus réditos políticos, aunque jamás fuese hasta el fondo de esa pelea. Tanto es así que en estos días cuando se haga la ceremonia en que la Presidenta dará curso a la modificación establecida por la reforma de la ley de matrimonio igualitario, ya anunciaron que estarán presentes las organizaciones del movimiento con la Federación LGBT y la CHA a la cabeza, para “agradecerle que se haya puesto al frente de esta lucha” (!!), como si la conquista fuese obra de este gobierno o de la Presidenta que fijó posición el último día, y no un triunfo de la lucha de las organizaciones del movimiento y la movilización popular.

Movilización independiente y alianzas estratégicas
Desde que nacimos a la vida política como Carne Clasista, hemos insistido en este punto respecto de los métodos de lucha y de la independencia política del Estado y el gobierno. Así lo hicimos en cada Marcha del Orgullo en el Bloque de los independientes y la izquierda; así lo hicimos con nuestros volantes en el momento mismo de la creación “por arriba” de la Federación al amparo del Estado y el INADI, donde debatimos fraternalmente con los compañeros denunciando la trampa y la cooptación del gobierno y el error de entregar la independencia política; las mismas discusiones llevamos en nuestro primer debate público con la Federación y la CHA sobre la unión civil en el 2006. Este recorrido transitado junto con Las Rojas nos da derecho a seguir planteando las discusiones abiertamente, sin sectarismos pero también sin hacerle “seguidismo” a la Federación y al gobierno, ya que con nuestras humildes fuerzas militantes hemos sostenido una política consecuente sobre la problemática, y no como otras organizaciones que aparecieron de repente y oportunistamente como “las abanderadas de la lucha democrática por las minorías” cuando jamás tuvieron ninguna elaboración, ni organización específica alrededor del tema.
Estas discusiones de métodos y de ubicación política no son diferencias “teoréticas” sino que tiene consecuencias muy profundas, ya que hace a la comprensión de quién lleva adelante esa pelea, quiénes son o pueden ser sus aliados estratégicos (para nosotros la clase trabajadora y el movimiento de mujeres) y bajo qué métodos se lucha (1). Estas definiciones son muy importantes ya que como lo hemos dicho hasta el cansancio, en el capitalismo toda conquista está amenazada y así como el Estado puede verse obligado a conceder algún derecho, también en un momento de reacción nos lo puede quitar. Tal el caso actual de lo que ha sucedido con el matrimonio gay en el Estado de California donde por un breve lapso, existió el derecho al matrimonio y luego fue prohibido nuevamente, con lo cual las parejas ya casadas se encuentran hoy día en un limbo jurídico y en pleno litigio. Por esto la apelación a un movimiento de lucha en las calles, es el único reaseguro para que se defiendan esas conquistas en caso de una situación reaccionaria y en todo caso, habrá quienes sigan organizados para ir por más y uniéndose junto a otros explotados y oprimidos, ir por todo. Apoyándonos en este triunfo, queda planteado ir por el conjunto de reivindicaciones del movimiento: la derogación de los códigos represivos, la ley de identidad para las personas trans, la conquista de trabajo genuino para trans y travestis en situación de prostitución, la educación sexual laica, científica y feminista que incluya la diversidad sexual y fundamentalmente el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito.

Notas:
1- A propósito, salvo organizaciones de mujeres de izquierda y alguna otra excepción, resultó vergonzosa la ausencia de las feministas enroladas en la “Campaña verde” por el Derecho al aborto en las movilizaciones por el matrimonio igualitario…




Derecho al matrimonio igualitario
Triunfo popular, derrota de la Iglesia y la derecha
Ahora, educación sexual, aborto legal,basta de subsidiar a los curas!
Lo que comenzó como un proyecto parlamentario sobre derechos de una minoría se convirtió en una bandera democrática debatida por todo el mundo y apoyada por una gran franja de la población de la que no hay cifras concretas, pero que evidentemente sobrepasó con mucho a la vanguardia que habitualmente se interesa por la opresión de género. Y esto a pesar de los esfuerzos del gobierno y la Federación LGBT por encerrar el debate en el Parlamento, los medios y los pronunciamientos de “personalidades de la cultura”, sin ofrecer un solo canal de expresión ni movilización unificadas a la gran cantidad de gente que tomó este derecho como una bandera propia.
La Iglesia católica, evangélica y sus aliados de la derecha, hay que decirlo, ayudaron bastante. El desfile de monstruos que se turnaron para decir las barbaridades más exasperantes en las marchas religiosas o en los medios, bastaba para espantar a cualquier persona honesta. Las Rojas ya veníamos en una campaña permanente contra la Iglesia, escrachando los afiches y las marchas contra el derecho al aborto y contra el matrimonio gay que los curas venían realizando. A medida que se acercaba el día de la votación, notamos una creciente afluencia de gente, sobre todo jóvenes, a nuestras actividades. Gente que no conocíamos, algunos de otras organizaciones, ¡incluso un grupo de catequistas!, se sumaron en esos días a las charlas y afichadas, buscando un canal para hacer algo por conseguir este derecho.
El diálogo con ellos, y la infinidad de debates que escuchamos en escuelas, lugares de trabajo y en la calle, nos demostraron que en este entusiasmo había algo más que la solidaridad “desde afuera” con un sector oprimido en bien de “ampliar la democracia” en general, como decía el discurso de la Federación y el gobierno. Lo que escuchamos de la gente podría resumirse así: “Estamos repodridos de que instituciones a las que no respetamos, e incluso repudiamos, nos vengan a ordenar cómo tenemos que vivir o criar a nuestros hijos”. Fue un cuestionamiento general al modelo de familia patriarcal que impone en el capitalismo dependiente de nuestro país, al mandato de atar sexualidad con reproducción, a la represión de ese modelo de familia hacia mujeres, niños y jóvenes. La familia padece una crisis de legitimidad paralela a la de la Iglesia, parecida hasta en sus síntomas: ya no se puede acallar el hecho de que dentro de la familia “de papá y mamá” muchísimas mujeres y niños están viviendo un infierno de abuso sexual y asesinatos, y las instituciones de la legalidad burguesa se muestran inútiles para combatirlo.
Es verdad que el gobierno se anotó un poroto, y quizás el parlamento haya salido legitimado como institución democrática, pero nos parece que ese cuestionamiento de amplios sectores de la población a la autoridad clerical y patriarcal es lo más fuerte y rico de este proceso.
Tenemos que aprovechar la legitimidad social que cobró el matrimonio entre personas del mismo sexo, y sobre todo la paliza que recibió la Iglesia con el consecuente jolgorio popular, para organizar la lucha contra la opresión de género y de clase a estos nuevos compañeros que se movilizaron, cantaron, brindaron y pintaron en estos felices días, y salieron fortalecidos y orgullosos y con ganas de seguirla.
Educación sexual pública, laica, científica y feminista. Cae de maduro que, al haberse legalizado la unión homosexual, hay que cambiar el programa de educación sexual del gobierno, que en ochenta páginas no menciona la palabra “homosexual” en ninguna parte. No va a ser dificultoso, porque en realidad ese programa no se está enseñando en ninguna escuela. Además, esta educación sexual tiene que dar cuenta de la situación de opresión de las mujeres en la sociedad y en la familia (tampoco esto se menciona en el programa oficial), y condenarla.
Separación de la Iglesia y el Estado. Basta de subsidiar la educación religiosa, que educa para la opresión
La familia patriarcal se basa en la dependencia económica de la mayoría de las mujeres, con la consecuente secuela de violencia intrafamiliar. Trabajo para las mujeres en la industria, en blanco, sin discriminación de tareas, en iguales condiciones que los hombres. Plan de viviendas para las mujeres que sufren violencia y protección para los niños y jóvenes que sufren abusos, creando albergues y guarderías estatales. Expropiación de los hogares de niños manejados por la Iglesia.
Derecho al aborto legal y a la anticoncepción libres, seguros y gratuitos.
Luchemos contra la discriminación hacia las personas LGBT. Trabajo genuino y derecho a la adopción sin trampas de “objeciones de conciencia”
• Por la unidad de la lucha contra la opresión de género con las luchas obreras y populares

Agrupación de mujeres LAS ROJAS
lasrojas@gmail.com