¿Qué es Carne Clasista?

Carne Clasista es una agrupación de minorías sexuales (gays, lesbianas, travestís, bisexuales, etc) que lucha contra la opresión sexual y de género y la opresión social, de clase. Situada desde una corriente del marxismo revolucionario, la lucha de Carne Clasista no se plantea alrededor de la “política de identidad” (limitada sólo a las reivindicaciones puntuales de las minorías sexuales), sino que concibe el fin de toda opresión sexual como inseparable del fin de la explotación de clase y liberación de la humanidad.


sábado, 26 de noviembre de 2011

Marcha del Orgullo LGBT

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Socialismo o Barbarie, periódico nº 213, 10/11/11

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Polarización política en la Marcha del Orgullo LGBTI

La “Contramarcha” y los “Comisarios” del arco iris K

Por César Rojas

Aunque los esfuerzos previos para conformar un Bloque político unificado no dieron los resultados del todo esperados, la última Marcha del Orgullo LGBTI deja algunas conclusiones de interés para el movimiento (1). A los sectores agrupados en lo que se conoce como “contra marcha” se sumaron el Frente por la Identidad de Género. Ya ubicados en Plaza de Mayo para marchar hacia el Congreso decidimos marchar detrás de uno de los grandes camiones con nuestra camioneta de sonido y nuestras banderas. Ante esto, la Comisión organizadora de la Marcha oficial quiso impedirlo diciendo “que los partidos de izquierda (MAS, PTS, IS) debíamos ir atrás”. Ante nuestra negativa, ya que la decisión de cómo, en qué momento y con quiénes marchar era nuestra, la seguridad de la Marcha con sus patovicas y militantes enchalecados quiso bloquearnos el paso poniéndose delante del vehículo, incluso agrediendo con una trompada a la compañera que conducía. Empezaron el forcejeo, los golpes y el cuerpo a cuerpo por tratar de pasar, hasta que hicimos un cordón de seguridad para evitar las agresiones y mantenernos firmes. Se sucedieron los intentos de negociaciones y aprietes de algunos “comisarios”, algunos recién cooptados pero ya conversos fanáticos kirchneristas que nos decían que “cómo hablábamos en contra del Gobierno” que “nos dio el matrimonio y ahora la Ley de identidad”, parece que a precio de olvidarse de la represión a los trabajadores, asesinatos de los Qom y el Parque Indoamericano, el ajuste y tantas otras cosas como pasar por alto. Finalmente nos impusimos ganando el lugar que “los comisarios LGBT” nos querían negar. Mientras todo esto sucedía en la cabecera de nuestra Contramarcha, el resto de la columna complicada por el embotellamiento había quedado atrás y separada del resto. Parte de esta responsabilidad la tuvo el PTS cuya columna obturó el paso de otras organizaciones porque cuando se produjo el conflicto con el Gobierno que no quería dejarnos pasar, su dirigente “Chipi” Castillo dijo: “si el problema somos los partidos, nosotros nos quedamos acá”. Como estábamos flanqueados por enormes acoplados y gente apiñada bailando y festejando, el resto de organizaciones ubicadas atrás del PTS no pudimos avanzar quedando fragmentada la columna. Parte de todo el forcejeo se hubiera podido evitar si todas la columnas se hubieran volcado adelante para imponerse con la sola presencia numérica a las directivas del oficialismo, claro que para esto no había que adaptarse, sino pelear el lugar contra las “órdenes” del gobierno, sin que esto significara ponerse en contra a la gente que va a la Marcha a expresarse y aún cuando no llegara a entender del todo qué se estaba disputando allí.
La columna de Las Rojas y el resto de las organizaciones de la Contra-marcha mostraron toda su fuerza haciendo visible que pese “al país ideal del arco iris” que el Gobierno quiere presentar para la diversidad sexual luego del matrimonio igualitario, los problemas continúan para las personas no heterosexuales: discriminación, represión de las fuerzas de seguridad y hasta crímenes de odio por orientación sexual o identidad de género. A nuestro modesto entender la experiencia de la XX Marcha del Orgullo, mostró al espacio de la Contramarchacomo una necesidad objetiva, toda vez que el Gobierno y la organización oficial tenían una clara línea de no dejar pasar a la izquierda roja, que podía decir algo que pinchara el globo del “festival kirchnerista” y de evento despolitizanteen que han convertido las Marchas. Todo eso de la mano de los empresarios que lucran con la diversidad.
Los intentos de cerrarnos el paso no son más que la continuidad en el plano de la diversidad sexual, de la política K de institucionalizar y de intentar borrar del mapa a todo sector rebelde que no se deja cooptar, ni comprar y que le da pelea. Pero este sector no sólo es ya una referencia para los independientes, sino que se suman nuevos activistas y otros compañeros que ya han hecho su experiencia y se desencantaron con las organizaciones tradicionales como la CHA y La Fulana o incluso
el Gobierno y el INADI.
Al igual que el bochorno de lo sucedido con el derecho al aborto en el Parlamento días atrás, se reafirma la necesidad de que sea un movimiento de lucha en las calles y desde la independencia política el que marque la agenda y tome la lucha en sus manos. A esta perspectiva las agrupaciones que se reivindiquen luchadoras e independientes debemos volcar todos nuestros esfuerzos.

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