¿Qué es Carne Clasista?

Carne Clasista es una agrupación de minorías sexuales (gays, lesbianas, travestís, bisexuales, etc) que lucha contra la opresión sexual y de género y la opresión social, de clase. Situada desde una corriente del marxismo revolucionario, la lucha de Carne Clasista no se plantea alrededor de la “política de identidad” (limitada sólo a las reivindicaciones puntuales de las minorías sexuales), sino que concibe el fin de toda opresión sexual como inseparable del fin de la explotación de clase y liberación de la humanidad.


martes, 9 de octubre de 2007

Detrás de las paredes (que ayer te han levantado)*

Gay Left Collective, Londres, primavera de 1976
Tradujo Martín

El mundo gay hoy.

El primer movimiento de liberación gay vio un ataque sostenido contra aquello que llamamos “ghetto gay”. Esto ocurrió tanto en el ámbito de estado mental (encerrado en el clóset, estrecho de miras aunque ultra consciente de la moda y objetivizante) como geográfico (lugares de encuentro, calles, teteras, etc.. La liberación gay ofreció una opción creativa: comunidad en lugar de alineación, camaradería en lugar de aislamiento, amor en lugar de competencia, lucha contra el sexismo y la discriminación por edad en lugar de esclavizarse al comercio y la moda. Pero los primeros movimientos de liberación gay tuvieron solo un limitado impacto en el mundo gay; su promesa de liberación personal ahora parece vana comparada con la profundidad del prejuicio externo, la persistencia de barreras internas, nuestras indelebles (y frecuentemente sexistas) estructuras emocionales, y la necesidad diaria de ganarnos el pan. Aún más, llevado a un nivel externo, el ghetto gay no manifestó resistencia al cambio. La encorsetada atmósfera de los bares gay se disolvió en brillantina cuando los dueños se dieron cuenta de que podían dejar que sus clientes gays bailaran juntos sin que el cielo (legal) les cayera encima. La Obra de teatro “Mr. X” tiene una conmovedora escena en la cual el protagonista es introducido al ghetto gay y al que se le da una lista de cosas que no se debe hacer: No des tu nombre real, no te beses en público, No toques a tu compañero cuando están bailando... etc.[1] Era efectiva (en aquella época) debido a que para la mayoría de la audiencia ésta había sido su experiencia personal. Pero para una generación que se acerca hoy al mundo gay, esta escena es el débil eco de un mal sueño. La escena comercial gay ha demostrado un poder de elasticidad asombroso. Entonces, si la liberación gay puede montar una “disco gay” también puede hacerlo Tricky Dicky[2]. Si la liberación gay puede publicar revistas y periódicos, también puede Don Busby [3]. Mayor y cada vez más brillante, la liberación gay abrió la grieta, pero en lugar de salir nosotros, los intereses comerciales entraron por ella.
Como resultado el mundo gay es crecientemente modelado y definido explícitamente por los valores del capitalismo.
Como gays, necesitamos lo que el mundo gay puede ofrecer, la amistad, el amor y el sexo no caen del cielo ni nos encuentran diariamente en el colectivo mientras vamos a trabajar. Todo esto hay que buscarlo en un mundo aún hostil a lo diferente a la regla, si bien de un modo mucho más sutil que antes, y a las relaciones homosexuales honestas y abiertas.
Esto no niega, desde luego, que el movimiento gay ha logrado una comunidad mucho mejor que la que existía previamente. Por un lado tenemos discotecas abiertas y bares mejor iluminados y áreas de “levante” más accesibles. Por el otro, disponemos de genuinos y crecientes servicios para nuestra comunidad que ayuda y apoyan a aquellos que están aislados y promueven la autoayuda y el crecimiento, la confianza y la estabilidad personal. Ese es nuestro logro.
Pero a pesar de lo que muchos dicen (usualmente los más acomodados y glamorosos, o los políticamente ingenuos) los años dorados no han comenzado, y mayores avances bajo el capitalismo no se ven como inevitables.
En primer lugar, desde luego, los beneficios de los cambios recientes son amplios, tanto geográfica como socialmente. El capitalismo, debido a su naturaleza anárquica y no planificada es incapaz de resolver cualquier cuestión social adecuadamente y sin lucha. Segundo, y esto es más difícil de captar, los cambios han ocurrido a expensas de cualquier liberación genuina de un entorno competitivo, comercializado y sexista. Se nos ha ofrecido una situación mejorada sólo si nos entregamos completamente a ella. La subcultura gay está repleta de luchas e ilusiones. Las mujeres tienden a separarse de los hombres, los chongos de las maricas, los leather de las drag queens, etc. Muchas de estas actitudes no son más que reflejos de valores heterosexuales, otras de nexos reglamentados por la condición económica.
En este mundo gay es muy fácil perder la identidad, el sexo se convierte en el motivo de la vida, los individuos se transforman en cosas.
Nuestra intención en este artículo es ofrecer una mirada a algunos aspectos del mundo gay actual, su historia y formas más comunes, el impacto que ha tenido el movimiento gay, y tentativamente, dar una mirada al futuro. No traemos sugerencias sorprendentes. Mao Tse Tung dijo: “investigar un problema es resolverlo”. Este es sólo el primer paso, los demás nos tocan darlos a nosotros, y a ustedes.

Subcultura
Lo que hemos presenciado en los últimos años es el masivo crecimiento de una subcultura homosexual masiva. Una subcultura representa el intento de proveer a un grupo solución a un problema particular dentro de los confines de una sociedad determinada. En nuestro caso una subcultura homosexual intenta resolver ciertos problemas que un entorno hostil plantea para sus integrantes. Aunque la homosexualidad existe en todas las sociedades, es sólo en algunas que se estructura en una subcultura particular. Y se estructura así cuando no tiene permitida una amplia aceptación social. De este modo provee el intercambio social entre sus integrantes y la segregación de aquellos desviados de las normas que esta subcultura impone. Este carácter dual parece haber estado presente desde los inicios a principios del siglo XVIII en Inglaterra. Un escritor de la época habla del Mollie’s club en 1709 que realiza fiestas y reuniones regulares, y otro escritor en 1729 menciona “paseos y apartamentos”, áreas de levante en Londres, en Covent Garden (irónicamente, o tal vez no es aquí donde se inició el GLF (Frente de Liberación Gay) 250 años más tarde. Estos clubes y lugares de encuentro estaban relacionados a lo que hoy llamaríamos “travesti” y “afeminados”, sugiriendo que esto era lo que inicialmente, junto con los tradicionales tabúes sobre la Sodomía originó mucha hostilidad. A mediados del siglo XIX la subcultura se convierte en una entidad mucho más definida y reconocible. Su desarrollo se asocia a la creciente hostilidad contra los homosexuales en la sociedad y a una avanzada identidad homosexual, la cual es, por otro lado producto de la redefinición de los roles sociales de la familia y la sociedad con el triunfo del capitalismo industrial. La urbanización en particular permitió el desarrollo de lugares de encuentro relativamente anónimos e hizo posible un rápido movimiento entre las culturas “normales” y “desviadas”. Un joven de clase alta en esa época podía pasar de tener sexo con compañeros de escuela al sexo casual con guardias (una notoria fuente de ingresos), a familiares áreas de levante en Londres, a relaciones interclase con obreros ( a veces pagas, a veces no), todo esto sin sacrificar su conveniente matrimonio y perspectivas de ascenso social, todo desde luego si no era descubierto.

La clase trabajadora era frecuentemente vista por los románticos de clase media como un depósito de amor joven y saludable, no contaminado por los valores burgueses. Toda una tradición de gays famosos desde Walt Whitman, pasando por J.A. Symonds y Edward Carpenter hasta E.M Forster [4] soñaban con cuerpos saludables y mentes toscas. La realidad de la clase trabajadora era quizás menos romántica. Existe evidencia histórica de que a medida que el modelo de familia núcleo se expandía, la presión sobre los varones gays proletarios se intensificaba. Jóvenes trabajadores fueron objeto de numerosos escándalos, como el del joven mensajero de la calle Cleveland en 1888, (una de las principales discusiones durante el juicio a Oscar Wilde) y duras penas legales, luego de la enmienda Labouchere de 1885 que castigaba la homosexualidad y que permitió el juicio y encarcelamiento de Wilde diez años después. Estas tendencias recurrentes moldearon durante el siglo XX la subcultura homosexual hasta los años ‘60 y ’70. Un par de generalizaciones pueden hacerse a partir de esto.
1 Esta subcultura es predominantemente masculina. Hay muy poca evidencia de clubes de lesbianas antes de 1960 y ninguna de áreas de levante femeninas. Lesbianas individuales había, desde ya, y existían pequeñas reuniones, pero no un “under” estructurado.
2 No es una subcultura de tiempo completo. Pocos viven en ella todo el tiempo, su naturaleza está definida por la habilidad de los gays para moverse entre ella y la sociedad heteronormativa de manera casi invisible. La tetera (baños públicos) se convirtió así en la forma más común de expresión de esta subcultura. Es muy significante que a partir de que los gays nos convertimos en más visibles a partir de los setenta que las autoridades comenzaron a cerrar estos lugares.
3 Es ampliamente urbana. Existen redes de teteras en casi cualquier ciudad de medio tamaño pero son los grandes centros urbanos los que presentan subculturas más claramente definidas y complejas.
4 Es una subcultura sexual organizada esencialmente alrededor del contacto sexual.


La idea fija

La fragmentación de la vida en partes separadas, y en particular la separación del sexo de la “vida” no es un producto homosexual sino un ejemplo típico de la forma en que el capitalismo distorsiona y fragmenta las relaciones. La gente es impulsada a definirse en términos de características particulares en lugar de hacerlo en la totalidad de su persona. Cuando una cualidad es valorada por un grupo social, la falta de ésta cualidad se transforma en obsesión. Los afro americanos sienten intensamente el hecho de que no son blancos, las mujeres que no son hombres y los gays que no son heterosexuales. La gente reacciona de muchas diferentes maneras a la falta de estos codiciados atributos – a través de la desesperación, fingiendo que son irrelevantes, desafiándolos o afirmando estas cualidades presentadas como inaceptables, y eventualmente organizando su persona.
Los gays han sentido hasta hace poco tiempo que sus personas están divididas entre la parte “sexual” y la parte “normal”. Tradicionalmente la parte sexual ha permanecido oculta, secreta. Aquellos que han decidido no reprimir su sexualidad han optado generalmente por alguna de estas dos soluciones:

Como la sexualidad ha permanecido en nuestra sociedad como algo asociado a relaciones emocionales y supuestamente estables, algunos gays han respondido buscando un compañero adecuado para un seudo matrimonio. Esto muchas veces conduce a la interminable búsqueda de una persona ideal que no existe y, si existiera, sería difícil reconocerla en la penumbra de un baño de estación de trenes. La decepción es la norma, que es seguida por una búsqueda aún más frenética.
Algunos gays reconocen esta búsqueda como algo inútil y, bajo la apariencia de haber hecho a un lado sus necesidades emocionales, exaltan su sexualidad como el aspecto más importante. Han aceptado la definición social de las personas en términos sexuales y glorifican este aspecto de sí mismos que es socialmente repugnante. Como no puede haber coherencia entre este aspecto de sus vidas y el resto de las mismas, se busca dar a todo el asunto alguna coherencia repitiendo perpetuamente el mismo proceso. La necesidad de levante se convierte así en una parte fundamental de su yo emocional. Fortalece en virtud de su frecuencia y debilita ya que es la constante afirmación de su posición fuera de las normas de la sociedad burguesa.

En ambos casos el resultado es una búsqueda compulsiva que de hecho lo único que hace es acentuar la fragmentación que impone la sociedad. Esto no significa que compartamos el punto de vista de los moralistas burgueses (doctores, psiquiatras, jueces) que atacan a la homosexualidad por su “promiscuidad”. No hay nada “inmoral” en la libre búsqueda y cambio de compañeros para una relación sexual mutuamente satisfactoria. Uno de los mejores aspectos de ser homosexual es que tenemos una mayor facilidad para liberarnos de la conducta sexual moralista y podemos comenzar a explorar nuestra sexualidad con mayor independencia de las normas estereotipadas. (...)
Un artículo reciente publicado por la CHE [5] sobre el sexismo afirma que las “teteras” no constituyen un acto de liberación. Desde luego que no. Aún así posee una sinceridad infrecuente en otras instancias de la escena gay. Se trata básicamente de sexo y en sus variadas formas, con sus intrincados códigos y usos, revela mucho sobre la opresión gay. (...)

La subcultura contenida

Las paredes alrededor de la subcultura / ghetto son invisibles; aun así cumplen efectivamente su misión: contenernos. Podemos identificar tres aspectos:
El Estado cuyos principales agentes son los policías
El público, cuyas actitudes hacia esto han sido moldeadas por conceptos religiosos, sociales, legales y médicos.
Los mismos gays, que internalizan los prejuicios y valores de los opresores.}

El estado se ha retirado de la regulación de la sexualidad durante la última década y otorgó espacios para varones gays mayores de edad para que expresen (en privado) su deseo. Pero el estado burgués sigue practicando la discriminación. Muchos empleos en el estado están vedados para homosexuales, como el servicio diplomático, las fuerzas armadas, etc. Excepto los actos sexuales privados por acuerdo de dos adultos mayores de edad, casi toda la conducta homosexual está criminalizada. Muchos lugares de encuentro gay son activamente patrullados por la policía, un recordatorio constante de que la tolerancia tiene severos límites. (...)
Con semejantes actitudes restrictivas no es extraño que la mayoría de los gays opte por funcionar solamente dentro del ghetto; esto está tan naturalizado en la comunidad, que la mayoría ve el ghetto como una parte natural y correcta de la sociedad. No solo muchos gays pueden operar únicamente como tales dentro del ghetto, sino que luego de sufrir años de opresión y prejuicio, inconscientemente adoptan estas mismas actitudes y se detestan por ser gays. Son estos los que ven al ghetto como un lugar triste y aburrido, aunque no puedan funcionar libremente fuera de él, odiándose y siendo incapaces de ver la causa de su propia opresión.

Bailando el blues de la liberación gay

Los movimientos de liberación gay buscaron desafiar estas actitudes, pero mientras el sol se oculta en el Oeste, podemos empezar a verlos con algo de perspectiva. El movimiento que surgió a principios de los 70, consiguió a muchos de sus miembros entre gente insatisfecha con la subcultura gay (...)
Aunque hubo muchas idas y venidas en la actitud del GLM (movimiento de liberación gay) hacia el ghetto gay, la actitud predominante fue la de contra cultura: el ghetto es parte de la sociedad heterosexual y por lo tanto debe ser combatido. Se suponía que la gente que formaba parte de esto era responsable de su propia opresión. Así, las teteras, pubs y discotecas gays fueron denunciados como manifestaciones de la auto opresión, el sexo casual estaba bien en tanto no fuera anónimo, se reconoció la necesidad de relaciones mientras que la monogamia fue condenada. Todo el asunto estaba basado en los sentimientos personales y faltó un análisis más amplio de las razones para la existencia del ghetto gay. Esta falta de análisis vino acompañada inevitablemente por una falta de estrategia. Las manifestaciones y entrega de panfletos en la puerta de los lugares más emblemáticos del circuito gay creó una atmósfera de confrontación al tiempo que no era acompañada por una estrategia de alternativas sociales y sexuales para la mayoría de los gays.
Durante un tiempo el GLM ofreció una alternativa para algunos con reuniones, actividades grupales y fiestas en un ambiente de apertura y unión. Esto comenzó a desarrollar un nuevo ghetto, y cuando las lesbianas se unieron al movimiento de mujeres, los varones quedaron aún más aislados en el nuevo ghetto.
A partir de aquí desaparece el cuestionamiento serio de los roles de género, y estas discusiones se hacen menos honestas y más rituales. El movimiento gay masculino en lugar de confrontar el sexismo pasó crecientemente a estar a la defensiva. El derecho a manifestarse públicamente como gay se vio como un triunfo acompañado por mucho que perder. Crecientemente se dejó de ver el “coming out” como un pequeño paso en una nueva era de política sexual. El movimiento gay tradicional actuó como un importante apoyo para aquellos que querían salir del closet, pero abandonó sus más amplios objetivos políticos glorificando lo que ya existía. El slogan “orgulloso de ser gay” se convirtió en “todo lo gay es bueno”, el “coming out” ya no implicaba el rechazo del ghetto sino el certificado de membresía.
La necesidad de una doble vida se acababa. Ser abiertamente homosexual era mucho más posible y la aparición de un periódico de la comunidad ayudó a reforzar esto. Las noticias en los medios de comunicación sobre temática gay junto con las entrevistas a gays ricos y famosos, las listas de bares y discotecas y los avisos de contactos ayudó a confirmar la idea de que uno no era un individuo aislado. Ahora uno pertenecía a una comunidad, aunque esta seguía siendo conservadora e impenetrable. (...)
Ahora tenemos líderes poderosos y ocupados al igual que hubo poderosos y ocupados líderes de la clase obrera en 1924, pero ningún grupo ha hecho un desafío básico a la estructura o valores de la sociedad. (...)

Quebrando las paredes

Elizabeth Wilson [6] afirmó recientemente que “no debemos suponer que en base a esfuerzos bien intencionados o simple voluntad podemos aquí y ahora trascender nuestra sociedad y milagrosamente tener nuevas y libres relaciones de amor sexual” (Red Rag Nro. 9 pag. 10)
El fracaso de muchos movimientos gays ilustra claramente las grandes dificultades existentes para escapar de los valores capitalistas y crear alternativas viables. Entonces, sin ser desesperadamente deterministas decimos que nuevas relaciones genuinamente íntegras, no sexistas e igualitarias solo pueden ser casos aislados dentro de la sociedad capitalista. (...)
Pero esto no significa que no podamos hacer nada. Aún más, algunos de los pasos tendientes a romper las actuales estructuras de valores tienen que ver con el estado y la existencia del mundo gay.
Un punto de partida radica en la discusión dentro del movimiento sobre la separación que aún existe para muchos entre la escena gay y sus trabajos y hogares. Esto puede conducir a analizar la naturaleza y relevancia del ghetto gay que conduciría a la discusión de las áreas de explotación que deben ser combatidas, y remarcar los espacios de encuentro que deben ser apoyados. Esto nos llevará a una campaña sobre una serie de tópicos que pueden unir al mundo gay
Demandar el cese del hostigamiento de la policía
Expresar nuestro poder como consumidores no aceptando altos precios y ambientes hostiles sólo porque somos gays.
Exigir el libre acceso a cualquier lugar independientemente de nuestro aspecto o forma de vestir.
Crear y apoyar alternativas a la escena gay comercial.

Pero estos son sólo pasos parciales. Como socialistas creemos que la única manera de eliminar el sexismo es destruir las condiciones de existencia social y económica en el mundo capitalista. Esto significa, desde luego continuar nuestro diálogo con los movimientos socialistas y de trabajadores. Significa tomar seriamente la lucha contra el capitalismo y el sexismo. Significa reconocer que el socialismo no es meramente una transferencia del poder económico. Nos parece vital que este diálogo continúe, ya sea a través de grupos de estudio, grupos gays en uniones de trabajadores o las fracciones gays dentro de las organizaciones de izquierda. Debemos desarrollar un mejor entendimiento de la relación entre opresión sexual y la explotación de la clase trabajadora. No solo debemos confrontar la sociedad heterosexual, sino también las estructuras económicas que la sostienen. Solo de esta lucha emergerán las auténticas alternativas a la sexualidad manipulatoria y al sexismo endémico del mundo en el que vivimos.



* el título original del artículo es “Behind these walls...” (N. Del T.)
[1] “Mr. X” escrita por Alan Pope y Drew Griffiths y encargada por CHE (Camping for Homosexual Emancipation) fue representada en Londres y tuvo una breve gira por otras ciudades del Reino Unido a mediados de los 70. Estaba basada en “With Downcast Gays” un pequeño libro editado en 1974 y escrito por Andrew Hodges y David Hutter que trataba el tema de la lucha por la opresión externa comenzando por arrancar de raiz la opresión interna siendo abiertos en nuestra sexualidad. (N. del T.)
[2] Apodo de la época otorgado a Richard Nixon, presidente de los EE.UU. hasta 1974 (N. Del T.)
[3] Empresario responsable de la publicación de la revista “Gay Times” hasta el día de hoy la publicación comercial gay de mayor tirada en el mundo se puede leer en http://www.gaytimes.co.uk/gt/ El artículo en la portada de esta semana, se titula “recupera tu orgullo” y es un reportaje acerca de un método para combatir... la calvicie. (N. Del T.)
[4]Walter Whitman (1819-1892) Poeta, ensayista, periodista y humanista estadounidense. Fue acusado de homosexualidad a partir de las eróticas descripciones del cuerpo masculino en su poema “Canción de Mí mismo” (Song of Myself), acusaciones que negó hasta el final de su vida. John Addington Symonds (1840-1893) poeta y crítico literario inglés. Fue uno de los primeros defensores del amor entre varones, junto con la pederastia y las relaciones igualitarias entre los sexos. Edward Carpenter (1844 –1929) Poeta socialista inglés y activista homosexual. Su antología de poemas “Lolaus, una antología de la amistad” fue un gran éxito en el circuito under londinense en 1908 y abrió un camino para una más amplia difusión de la cultura homoerótica. Edward Morgan Forster, (1879-1970) Novelista, cuentista y ensayista inglés. Sus novelas son famosas por haber sido casi todas llevadas al cine “Pasaje a la india”, Howard´s End, entre ellas. Aunque era homosexual, esto no se difundió hasta después de su muerte, cuando, según su testamento se publicó su novela “Maurice”, hoy en día uno de los grandes clásicos de la literatura homosexual, cuya introducción dice: “Comenzada en 1913, terminada en 1914, dedicada a un año más feliz” (N. Del T.)
[5] Campaign for Homosexual Equality (Campaña para la igualdad homosexual) Organización británica de lucha por la igualdad de derechos de personas GLTTBI, es un desprendimiento del North Western Homosexual Law Reform Committee (NWHLRC), fundado en 1964 (N. Del T.)
[6] Escritora feminista, lesbiana y socialista inglesa. En la década del setenta fundó el periódico feminista “Red Rag”. Actualmente es miembro del partido Verde. http://www.elizabethwilson.net/pages/home.html (N. Del T.)

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